Con esta carta quiero expresarles mi amor incondicional.

Desde que llegaron a mi vida he encontrado en ustedes un lugar de refugio, consuelo, meditación y también de amor propio.

Siempre que lo necesito puedo acudir a ustedes y siempre están ahí para mí.

A veces nuestra relación es tranquila y armoniosa, y a veces desafiante.
A veces me sacas canas verdes como cuando: no me resulta el punto que estoy tejiendo, no entiendo lo que dice el patrón, me doy cuenta de que me equivoqué varias vueltas atrás y tengo que desarmar, la costura me queda chueca o se me hacen nudos en el hilo cuando bordo; pero la mayoría de las veces nos amamos con locura y pasión. Últimamente me he dado cuenta de que estas situaciones pasan, y que generalmente, cuando lo hacen, es porque algo no anda bien conmigo y ustedes me invitan a mirarme y analizarme un poco más.

Mis amadas manualidades, gracias a ustedes he encontrado el amor inmenso de amigas y amigos que comparten este mismo amor que yo siento por ustedes. Con ell@s comparto consejos, tejemos junt@s los mismos diseños, nos aconsejamos en combinaciones de colores y materiales, y también compartimos parte de nuestras vidas; y no hay nada más lindo que esto: una verdadera tribu en torno a ustedes.

Queridas manualidades, constantemente me acompañan a crecer, a descubrir nuevas facetas de nuestro amor y a quererme un poquito más.

Para mí no son ni un Rollex ni un Casio, no son ni un hobby ni un pasatiempo, son un estilo de vida que invita al amor en muchas formas posibles.

Quererlas a ustedes es quererme a mí también.

Con todo mi amor,
Pili Letelier